NAVIENPAZ 2018. De creencias y otros cuentos.



¡Manos arriba esto es Navidad! Así me siento. Como si hubiera que rendirse a estos días tan de protocolo, compromiso y hasta casi obligación. En vez de fichando en la oficina, fichamos con la familia. No. Nunca me ha gustado la Navidad. Llevo años diciéndolo, escribiéndolo (en 2016 esto) y llega el 24 y se pone el nudo en la garganta porque o sigues la corriente o te quedas en la orilla mirando el mar.

Parece que me ha poseído el espíritu de «El Grinch», pero en realidad son ya muchos los años en los que en estas fechas emigraría a otro planeta. El consumismo extremo, las comilonas excesivas y lo que en vez de ser natural se convierte en forzoso, como elegir dónde y con quién cenar. Como si estar o no estar supusiera querer menos o respetar menos a los comensales. Como si no asistir mostrara el lado menos agradecido de tu existencia por no valorar el esfuerzo que hacen unos y otros cocinando, o eligiendo este mantel, esta mesa, esta compañía. 

O la gente habla con la boca pequeña y miente, o muy pocos han hecho la auténtica reflexión de por qué reunirse en Navidad. ¡Es tradición! Ya. ¡Habrá un año en que alguno de nosotros falte! Ya. ¡A los mayores les hace ilusión! Lo entiendo. ¡Solo es una noche! Discrepo.

Es esta noche a la que parece que se le pone la losa de «la velada perfecta del amor familiar» y hay que acatarla. Me importa tanto o más la noche del 23 o cualquier otra noche en que me sienta sola o alicaída que ésta. Alargar la sobremesa de manera obligada porque es Navidad, discutir con unos y otros por ir aquí o allí, los niños dónde, el trabajo para quién... 

Resumiendo: este año al fin, he decidido parar la rueda de mi Navidad. No voy a asistir a la cena ni a la comida de mañana por voluntad propia. No quiero ir en contra de lo que pienso y no me apetece en absoluto reunirme para celebrar una fiesta en la que no creo. Ni nacimiento del niño Jesús, ni estrella de Belén, ni nada de nada. 

Me pide el cuerpo tranquilidad. Mi aire. Mis horarios de siempre. Me pide ver una peli, leer, cenaré sola. ¡Y para mí no es un drama! Yo estoy feliz porque por fin me he atrevido a ser consecuente con mi sentir. El problema es que en mi familia no lo entienden y creen que huyo de ellos, que les fallo, que les reto, que soy una egoísta... 

Creemos que tenemos que juntarnos en estas fechas porque es lo que nos han enseñado, CREENCIAS, aunque nunca nos hayamos parado a pensar si emocionalmente nos compensan estos encuentros, si nos aportan o nos restan energías. Creemos que uno se gana el cielo haciendo buenas obras por los otros, sobre todo si es Navidad. ¡Lástima que respetar las decisiones de los demás aún no esté bien visto y sigamos etiquetando a todo aquel como bueno o malo en función de si actúa como nos gustaría o no!

Tengo muchos amigos y conocidos que aman esta noche. ¡Genial! Preparan la fiesta, la disfrutan, la celebran... Pero al igual que cuando no te gusta algo no lo consumes, yo este 2018 he optado por no consumir la propia Navidad, y regalarme una NAVIENPAZ, sola, conmigo misma, mi propio ritual de autocuidado y meditación, música y letras. 

No pido que me deis la razón, ni mucho menos que me juzguéis. Creo que lo lógico es respetar las decisiones de las personas cuando nacen del corazón sin ánimo alguno de dañar a terceros. Y si alguien se siente ofendido, que se lo haga mirar, porque 24 noche y 25 al mediodía, solo son dos fechas en el calendario entre 365 días que tiene un año. Dos fechas a las que les hemos puesto espumillón y luces y demasiadas expectativas. 

Disfrutad de vuestra tradición y vuestras decisiones siempre y cuando salgan del corazón.
Y a todos aquellos a los que no os comprendan, deseadles para el 2019 una mayor apertura de conciencia para descubrir que en el mundo tenemos cabida todos, los NAVIFAN y los NAVIENPAZ.


Que ayer, hoy y mañana sonriáis mucho y bonito. 
Y si estáis solos porque toca así o lo habéis elegido así, tampoco hagáis un drama, la soledad es una aliada maravillosa para la creatividad.
Por muchas muchísimas más noches con duende y canciones que hablan de que el amor nos desafía a cambiar bajo presión y sin ella. Me chifla este tema y estos dos artistas, magos, DUENDES. David Bowie Y Freddie Mercury. 



                                                                           «Nos estamos rompiendo 
¿No podemos darnos otra oportunidad? 
¿Por qué no le damos otra oportunidad al amor? 
¿Por qué no podemos dar amor? 
Porque amor es una palabra pasada de moda 
Y el amor te desafía a cambiar 
La manera de cuidar de nosotros mismos 
Este es nuestro último baile 
Así somos bajo presión.»



¡Nos leemos!

pd: se me olvidaba. La primera imagen es de Graziyna Smalej y las otras dos de autor desconocido. (No lo he encontrado). 

Un besazo.

Itziar

Comentarios

  1. Aunque no sea la Navidad, algo tendrás que celebrar esta noche: haber tomado en paz (así espero) esta decisión. Celébralo, ¡eh!?
    Me gustó esa clasificación de Navifan y Navienpaz.
    No encajo en ninguna de ellas: es una noche más, aunque cenamos juntos los cinco; no he tenido otras cenas o encuentros, y sí he sucumbido al consumismo porque tengo tres niñas. Lo justo para no robarles su ilusión y lo suficiente para que entiendan que lo importante ocurre cada día. Por ahora no sé si funciona, porque lo único que quieren es abrir sus regalos, jajaja.

    Disfruta esta noche y todas, con duendes y con tu duende
    Un beso grande, Lady Itziar

    ResponderEliminar
  2. Lady Alís,
    Decisión de alma aunque difícil porque ha afectado demasiado al resto. Supongo que todos tenemos aprendizajes que hacer. Llegarán el día 6 los Reyes, Baby sigue esperándolos con ilusión. Pero encuentros de protocolo, los justos. Hoy celebro estar viva, y tener gente bella a mi lado aunque discrepen. Besazos transatlánticos. Feliz vida.

    ResponderEliminar
  3. Disfruta de tu espacio y tiempo.

    Hagas lo que hagas, será hermoso

    Besos

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

El arte de compartir reside en ofrecer aquello que posees; en este caso, me basta una de tus ideas o tus pensamientos. Una palabra. La mía es: GRACIAS