Pañuelos en la lavadora


1 de febrero. Ya hemos consumido el primer mes de 2017 y no sé vosotros, pero el mío ha valido por 20.

Tal día como hoy hace un mes, mi madre (Mamá Jones) se debatía entre la vida y la muerte. Fue todo tan rápido y se complicó de tal manera, que el estado de shock en el que entramos los familiares nos permitía funcionar con el piloto automático, pero nada más. En mi página de face escribí un relato sobre todos esos días. Os dejo el enlace por si os apetece leerlo, hoy no quiero volver a ese momento. (Pinchad aquí).

Hoy quiero hablar de hoy. De todas las miles de cosas que pueden suceder en un "hoy". Desde la incertidumbre que uno siente por los malentendidos, la ternura con la que una mano amiga sana tus heridas, los gritos y el enfado en el trabajo, las lágrimas de alguien a quien quieres cayendo como fina lluvia por su rostro... y los pedacitos de papel mojado que salen de la lavadora, porque una vez más, algún pañuelo se quedó donde no tenía que quedarse. Y no, los pañuelos no pueden salir enteritos y hechos una bola, no. Tienen que pegarse como diminutos puntitos blancos a tu colada (por supuesto, la de color), y desparramarse por el suelo de la cocina, los armarios y la casa. Kleenex para trompas de elefantes, parecen.

Hoy me han dicho que algunas de mis asociaciones de ideas no son lógicas. No me he ofendido: hace tiempo dejé de preocuparme por ese tipo de comentarios. Aprendí hace mucho que puedes gustar y disgustar a tanta gente al mismo tiempo haciendo lo mismo... Estoy aprendiendo que la gente te mira según se ve, y les puedes parecer arriesgada, echada para adelante, chula o insulsa. Pero por la noche tu pijama solo te lo pones tú. Y duermes tú contigo y con tus manías, deseos y miedos.

Un pañuelo deshecho en la lavadora me ha hecho pensar en los runrunes que tenía ella para llorar así. En la cantidad de pedacitos de miedos que tuvo y que conserva. En todo lo que calla. En todo lo que ha aprendido con este bache, porque la vida no hace sino ponernos a prueba. Una y otra vez. Lavado tras lavado, centrifugado a tope de revoluciones y calma, silencio. No, no podemos detenernos en nada. Ni siquiera en lamentarnos, porque los pañuelos de papel de tanto secar las lágrimas, se rompen y quedan inservibles. Llorarlo, limpiarlo y continuar. En la vida siempre nos toca continuar...

Mi madre puede contarlo aunque se emocione. Hay quienes no salieron de esa unidad, y quienes en accidentes han perdido la vida y la capacidad para seguir contándola, como decía el gran Gabo. "Vivir para contarla". Y eso hago, y a ello animo. Vivid, amigos, vivid, para contarlo.

Hoy, el malentendido que me traía por la calle de la amargura, solo era un programa de lavadora que ya no funciona. Con tan solo una mirada, se ha resuelto. Y es que a veces nos alejamos de las personas que queremos porque contamos la historia según nos fue, y no tal cual "ES". Creo que el miedo fundamental a la hora de romper la baraja, es equivocarnos. ¿Pero no es mucho más erróneo no llegar siquiera a tocar las cartas? ¿Y si en vez de esperar a que el otro mueva ficha, jugamos nosotros nuestra propia partida? ¿Y si nuestro movimiento genera una luz que ayuda al otro a ver el camino por donde salir del atolladero? Quizá no era nada personal. De hecho, casi nunca suele ser algo personal. Cada uno anda lidiando con sus propios electrodomésticos internos, y sacando restos inesperados cualquier día, a cualquier hora, porque 24 horas son muchas horas si se viven aquí y ahora.

Cuando me preguntan (porque todavía a día de hoy lo hacen), para qué escribo un blog, o por qué, mi respuesta es la que os he puesto arriba en esta entrada. Lo dijo bien el maestro Sampedro. Provocar: a quien me lee y a mí misma.

Gracias por seguir al otro lado de la pantalla. Por compartir, por comentar y por ser esa lucecita que se ilumina cuando todo parece muy oscuro allá abajo. La canción perfecta para esta entrada, es una de esas canciones perfectas en general. "No estarás sola" de Ismael Serrano, y con vuestro permiso, se la dedico a mi guerrillera favorita porque hemos ganado esta batalla, ¡la has ganado! Y aunque el camino sea largo y cueste, "no estarás sola".

Muchos besos a todos y aseguraos de vaciar bien los bolsillos de la ropa antes de echarla a lavar. A no ser que queráis ser blogueros y copiarme las asociaciones de ideas absurdas.

Muaks!
Lady.

Comentarios

  1. y eso que dicen que ahora las lavadoras son inteligentes....

    las batallas se libran a diario, contra las circunstancias, contra las incomprensiones y contra uno mismo. Al final, la colada brilla o simplemente responde a cómo cuides la ropa

    Alegría por lo de mamá Jones. Eso da sentido a que enero haya sido un mes magnífico para vos

    Besos

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    Respuestas
    1. Y febrero comienza con la firma de ¿tu novela?
      Madre mía, Mr. Plebeyo, ¡qué feliz estoy por ti!
      Ganas de leer "Sin Remedios".
      Fan fan.

      Lady.

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